Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo,
incluso en aquella en la que perdemos.
Hay momentos que nos transforman, que nos cambian, nos hacen
mirar más allá, hace que nos analicemos y nos replantemos como queremos ser a
partir de ahora. Y si nos queremos dejar llevar por el miedo o por la fe. La fe
que te hace confiar en las personas y en uno mismo, perdonando y comprendiendo
que hay más camino y no todos los caminos llevan las mismas piedras. Confiando
que todo tiene un porqué, y que seré hoy más sabio para construir unas nuevas
zapatillas con las que pisar en camino.
Madurar es comprender que lo que damos no tiene porque ser
recibido, que también hay cosas que nos dan y nosotros no sabemos dar. Que cada
persona da lo mejor que puede en ese momento. Madurar es aceptar lo que nos da
la vida, comprender, perdonar, para cuando nosotros somos perdonados.
Los japoneses creen que cuando algo ha sufrido un daño y
tiene una historia, se vuelve más hermoso y por eso reparan objetos rotos
rellenando sus grietas con oro o plata. En lugar de intentar ocultar los
defectos y grietas, estos se acentúan y se celebran, ya que ahora se han
convertido en una prueba de la imperfección y la fragilidad, pero también de la
resilencia; la capacidad para recuperarse y hacerse más fuerte.
De nada sirve huir… porque lo que llevas dentro, te seguirá
allí donde vayas. Lo importante es mirar, y reinventarse hasta hacerlo bien.
Porque cuando no superamos una batalla la vida nos la vuelve a poner hasta que
lo aprendamos.
La vida nos pone pruebas inevitables, para hacernos mejor persona, más humano, más
sensibles, empáticos, humildes, compresivos y amorosos. Nos hace crecer, para ser la mejor versión de uno
mismo, los cambios solo se producen cuando tenemos la necesidad de hacerlo.
Las tormentas hacen que los arboles tengan las raíces más
profundas. Las tormentas pueden romper una rama con el viento, pero también
ofrece agua en abundancia que hace que se sobrealimente y pueda crecer con más
fuerzas, creciendo nuevas ramas, nuevas hojas, nuevos flores, nuevos frutos,
nuevas semillas, nuevas vidas.
En eso consiste la vida, aguantar la tormenta para tener
mejores raíces, raíces que nos ayuden a ser mejor, a dar mejores frutos al
mundo.
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