Solo cuando nos amamos a nosotros mismos seremos capaces de
amar a los demás. Quien no se ama así mismo busca en los demás lo que a sí
mismo no puede darse, idealiza lo que quiere… eso no es amor es necesidad…. Quien
se ama así mismo se quita las mascaras, los filtros, los perjuicios, los
ideales y se entrega porque no tiene miedo, porque sabe que cuando quiera se
puede ir, porque no necesita, elige. Conoce
a la persona tal y como es, sin poner los ideales de lo que quiere que sea. Quien
se quiere a sí mismo, no necesita la aprobación de los demás.
No abra un amor suficiente capaz de llenar el vacío de una
persona que no se ama.
Es mejor amar a quien se ama, porque de ese modo te querrá
como eres, no como quiere que seas para que le hagas feliz. Te querrá por lo que eres y no porque necesite
de ti.
Aceptar a las personas como son es un acto de amor. Me gusta
la gente que te deja volar, que te deja equivocarte aunque sepa que no es lo
correcto. Quien no evita que te caigas, pero te ayuda a levantarte.
Aceptar las diferencias y hacerlas fortalezas, hacerlas un
equipo. Hay personas con las que nuestra sangre no está vinculada pero es más
fuerte que algunas que sí, porque la familia es la que elegimos. A veces nacemos sin hermanos, pero morimos con
algunos que conocemos en el camino. La media
naranja no existe, ya nacemos enteros no necesitamos otra mitad, lo importante es
no necesitar, es elegir, elegir tu
mitad, quien te acompaña en el camino, quien te ayuda a ser mejor, quien te
deja volar solo y a la vez elige volar contigo. No necesitamos una media
naranja, pero elijo mi medio limón.
Esa mitad que está en las buenas, en las malas y en las
mejores. Una conexión tan grande que cada año sigue existiendo, que no se
deteriora, si no que se fortalece. Una amistad leal, sincera, sin condiciones,
sin egos, porque lo que suma es tan fuerte que no hay batallas capaces de
derrumbarlos. Una mitad que la distancia
da igual, porque su alma la sientes cerca. Más años contigo que sin ti.
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