lunes, 4 de noviembre de 2013

Reavivemos nuestros instantes de felicidad.

Hay momentos que no tienen precio, que no podemos comprar con dinero. Esas situaciones son especiales, llenas de sentimientos, que dan energía a nuestro sentir. No podemos prescindir de ellos, son los que nos hacen ser felices, y a fin y al cabo solo esos recuerdos son los que nos podemos llevar a la tumba. Hay un cuento de Jorge Bucay, la historia del buscador, me encanta, trata sobre el tiempo que importa, el tiempo que disfrutamos. Os dejo el link. http://esenciaindomable.blogspot.com.es/2013/08/la-libreta-de-nuestra-vida.html
No vendamos nuestra vida por dinero, no hay precio que se pueda pagar por los momentos que nos hacen ser felices. Siempre tenemos que tener un tiempo reservado para esos instantes de felicidad. No hay excusa que valga, todas las personas tenemos el mismo tiempo, en ti depende donde invertirlo.
Como dice Robert Brault, disfruta de las pequeñas cosas, porque tal vez un día vuelvas la vista atrás y te des cuenta de que eran las cosas grandes.
Tenemos que ser conscientes de ello y saber que estamos disfrutándolos. Cuando nos habituamos a un estímulo,  perdemos sensibilidad de dichos estímulos, viéndolos como normales, sin embargo, si percibimos un estímulo similar, la habituación desaparece, estando sensible a ese nuevo estímulo. Tenemos que ser más fuertes que la habituación y conseguir que lo que hacemos nos parezca novedoso, excitante, apasionante y nos ilusione, que nos haga vivir el día a día con la chispa del entusiasmo. A veces tenemos que cambiar lo que hacemos para seguir disfrutando de las cosas importantes y esenciales. Cambiar de restaurante, comprar un nuevo perfume, hacer un plan diferente con tu familia, apuntarse a clases de baile con tu pareja, estos pequeños cambios pueden recuperar la magia, nos hacen estar alerta del nuevo estimulo, y nos permiten disfrutar con pasión y entusiasmo de los momentos felices que llenan nuestra vida.

Los momentos no podemos repetirlos, solo podemos quedarnos con el presente instante de su gozo, pero sí podemos recordarlos y alargarlos, al fin y al cabo son esos recuerdos los que nos definen y nos hacen ser lo que somos.
 Mi invitación es que tengamos presente esos momentos buenos, los valoremos y repitamos momentos similares que nos hagan sentir feliz. Creemos un cuadro de nuestros momentos de felicidad, que nos sirva de inspiración para elegir futuros estímulos que no habitúen nuestros momentos. Hagamos fotos de esos instantes y pónganlos en lugares visibles, en el que podamos ver la suma de nuestra felicidad. Creemos nuestro cuadro de fotos, y cosas que nos recuerden a los momentos felices de nuestra vida. Que nos retemos a hacer una colección de cuadros de la felicidad.

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