Nos pasamos la vida buscando la felicidad a través de conseguir algo, un objetivo, lograr retos, que nos muevan, que nos avance a otro lugar, que nos haga crecer. Sin embargo, ¿qué pasa cuando lo hemos conseguimos? A veces no nos paramos a disfrutar de dicho logro conseguido y ya estamos pensando en el siguiente reto. Tener ambiciones y objetivos en saludable, porque nos lleva hace evolucionar y evita que nos quedemos estancados, hace que no estemos en monotonía. No obstante, tan importante es plantearse retos como saber recoger los frutos, valorar nuestro alrededor, valorar las pequeñas cosas son las que nos llenan de felicidad. No hace falta tener mucho para ser feliz, solo es saber ponerse las gafas del conocimiento, de lo importante. Cuidemos lo que nos hace sentir bien. ¿ qué pasaría si nos paramos a valorar lo que tenemos? cada cosas, momentos, personas en nuestra vida, sentimientos… Este ejercicio nos ayudara a que seamos más felices y conservemos aquello que realmente nos llena el alma, aquello que es puro y que de verdad nos importa. No consiste en hacer y tener muchas cosas que hacer, consiste en ser y hacer justo lo que te hace feliz y crecer en tu vida, como dicen los sabios abuelos a veces menos es más. Siempre me causa gran admiración cuando veo vídeos de países en los que tiene pocas cosas materiales y las personas son enormemente felices, lo admiro porque no todo el mundo tiene las gafas del conocimiento, de lo verdaderamente importante, porque esas personas saben valorar lo que realmente quieren en su vida y son felices con ello.
En psicología se comprobó que en los países que más felicidad tenían son los que tienen sus necesidades básicas satisfechas sin tener grandes lujos, es decir, ni menos ni más de lo necesario, cuando supera económicamente mucho más que para cubrir las necesidades básicas, esas personas son menos felices.
Nos han educado a que la felicidad completa es cuando tenemos todo lo que queremos, aunque siempre nos va a faltar algo. Nos enseñaron que la felicidad deberá esperar a completar lo que falta. Siempre querremos algo que no tendremos. Tenemos que desaprender a querer más y aprender a valorar lo que si tenemos y nos hace feliz. No quiere decir que abandonemos nuestros sueños y objetivos, quiero decir que valoremos las pequeñas cosas que nos regala la vida día a día.
Comparto aquí un grandioso cuento que tiene una gran sabiduría y aprendizaje.
¿ Cuántas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal como están?
Aprendamos a disfrutar de lo que nos rodea, aprendamos a ponernos las gafas del conocimiento, aprendamos a saber parar y mirar lo que sí tenemos.
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