A veces nos
saboteamos, cuando vemos que algo va como queremos, no podemos creer que esa
perfección existe y empezamos a estar alerta, buscando el fallo… buscando lo que
no funciona porque no puedes creer que sea real… no puedes creer que esté
pasando, que el universo te esta recompensando de la forma que quieres, y
cuando ves todo eso te das cuenta que no sabemos lo que nos habíamos estado
perdiendo, hasta que lo encontramos. Que si existe, que a veces no hay fallo.
¿Qué hacer
con el saboteador de nuestra mente? Callarlo, disfrutar del momento de
recompensa y dejarse llevar… sin alertas, sin miedos, sin barreras, sin nada,
con olor a nuevo, con página en blanco, sin pensar, solo vivir el hoy y
disfrutar de esos instantes mágicos.
Porque
cuando despejas todo… el universo se cuela y lo llena de todo eso que jamás antes
hayas podido conocer.
Para conseguir el equilibrio que
buscas debes tener los pies tan firmemente plantados en la tierra que parezca
que tienes cuatro piernas en lugar de dos. De este modo podrás estar en el
mundo. Pero debes dejar de mirar el mundo con la mente. Tienes que mirarlo con
el corazón.
Para llegar
a la otra orilla hay que cruzar… dejar de escuchar a nuestra mente que sabotea,
dejar los miedos y disfrutar del ahora, del hoy. Silenciar la mente.
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