Somos el resultado de lo que hemos vivido. A veces no entendemos nuestro alrededor, nos quejamos de lo que recibimos sin ponernos en el lugar de porque esa persona actúa así.
Aún recuerdo mi primer día de clase en la carrera, mi profesor decía: Toda conducta, absolutamente toda, tiene un porque. Nada se hace por hacer. Ahí está la complejidad, en comprender y empatizar por qué se comportan así con nosotros. ¿Qué parte de responsabilidad tendré yo ante esa situación?
Somos el resultado de lo que hemos vivido, damos lo que hemos recibido en nuestra vida, por eso, una manera de conocer a los demás es atender a las acciones que tienen con nosotros. Sin embargo, ¿y si somos nosotros los que empezamos a ofrecer algo diferente?, ¿Por qué no iniciamos a romper ese círculo vicioso?, ¿y si le brindamos a esas personas otras maneras de ser nuevas a su vida? ¿Y si damos lo que nos gustaría que nos regalasen sin más?
El mundo viviría mejor si en vez de dar lo que nos ofrecen diéramos lo que queremos recibir, porque todas las cosas que salen de ti, regresan a ti. Así que no hay que preocuparse por lo que vas a recibir, mejor preocúpate de lo que vas a dar. Y si en vez de preocuparte te ocupas, tu vida será como quieres que sea.
Ejercicio práctico:
Cierra los ojos mientras escucha esta canción y reflexiona.
¿Cuántos momentos puedes comprender ahora de tu alrededor?.
¿Qué es lo que quieres dar a partir de hoy?
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